Con sentimientos encontrados dejo Sevilla y España, cerrando un ciclo de mi vida de cuatro años de gran aprendizaje, enormes cambios en mi vida personal y muchas satisfacciones. Con mucho que agradecer en la madre patria, sobre todo los nuevos amigos. Pero al mismo tiempo se abre otro, nuevo, diferente, con grandes expectativas y con la vista puesta en un nuevo horizonte.

Coincide que es Navidad, la época de reuniones de amigos y familia; época de agradecer y de esperanzas y tengo mucho que agradecer, bendiciones grandes y muchas que he recibido ¡gracias Señor!

He vivido muchas experiencias en Sevilla, todas grandes, como muchas separaciones dolorosas y algunos encuentros felices. He practicado el desapego aún sin querer y ha tenido buenos resultados, por lo tanto soy más libre aún que antes. He sufrido en silencio y he llorado escondida y eso me ha hecho crecer. Pero ahora importa el paso dado.

Mañana regreso a México, feliz y libre, pero triste también de dejar una ciudad maravillosa, hermosa como pocas ¡ven a Sevilla al menos una vez en tu vida! pero no corriendo, sino con tiempo; quédate cinco días o más si puedes, vale la pena. Porque Sevilla se vive de día, caminando de monumento a monumento, cada uno cargado de historia y belleza, descansando en cualquiera de sus mil bares y viviendo de cerca su gran cultura.

Pero la noche es larga en Sevilla y empieza tarde, cuando alrededor de las diez de la noche te citas con los amigos a iniciar la marcha y mientras se reúnen se toma la primer cañita y quizá se degusta la primer tapa. Dos o tres bares después, dos o tres cañas después, con sus correspondientes tapas, tal vez se decida pasar por un tablao y allí escuchando los tristes lamentos de un gitano cantaor, te enamores de Sevilla. El flamenco se te mete bajo la piel y calienta el alma; el sonido de los tacones en el tablao y las palmas te hacen vibrar. Todo el folclor de España se vive en Sevilla en una noche que no termina. Luego, algún bar de copas y la noche es larga aún ¡ven a Sevilla al menos una vez en tu vida!

Esta Navidad les deseo que sientan el calor de la amistad, que reciban abrazos y apretones de mano sinceros y que su vida se llene de momentos felices. Pero no olviden compartir sus bendiciones con los menos favorecidos, con quiénes nos necesitan.

¿Y que pasará con este blog? Aquí seguimos todavía un tiempo más. Hay aún muchas experiencias pendientes de compartir y muchas fotografías que mostrarles.

¡Feliz Navidad!