Después de diez días de visita de trabajo en Guanajuato, no puedo sino expresar mi profundo agradecimiento por todas las atenciones recibidas ¡Gracias infinitas Sylvia! Gracias también a tu cálida familia.

Esta ciudad, que respira historia y cultura en cada rincón, me acogió con los brazos abiertos y me regaló momentos llenos de calidez y belleza.

Más allá de la agenda laboral, descubrí una ciudad encantadora, de calles vibrantes, arquitectura única y gente amable que no escatima en sonrisas ni hospitalidad.

¡Qué bien se trabaja en un café cualquiera, resguardadas de la lluvia, con un chocolate caliente ☕ en la mano, un croissant en la mesa y la computadora dispuesta!

Cada encuentro fue una grata sorpresa y cada conversación, una oportunidad para sentirme bienvenida.

Y, por si fuera poco, ¡qué bien se come en Guanajuato! Desde antojitos típicos hasta propuestas gastronómicas más contemporáneas, todo fue un festín de sabores que me dejó feliz y satisfecha ¡Inolvidables enchiladas mineras!

Gracias por un viernes por la noche en el Teatro Juárez con la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato, por un sábado hasta muy tarde disfrutando en una peña a un solista y su guitarra.

Gracias Sylvia por los avances en el libro, que sin duda será magnífico.

Gracias, Guanajuato, por tu magia, tu gente y tu sabor. Me voy con el corazón lleno.