
La Catedral de San Esteban en Viena nos sorprendió mucho. Caminábamos por la calle que llega al frente, desde el edificio de la ópera, siguiendo simplemente la torre.

Pero distraídos por tantos edificios hermosos, tomábamos fotos de espaldas a la catedral sin saberlo y de pronto volteo y grité emocionada por tanta belleza.

Nos apresuramos a entrar y había muchísima gente, aunque de forma ordenada fuimos entrando.
Fue construida en el s. XII y cien años después sufrió un incendio. Durante su existencia ha sido remodelada y reconstruida constantemente. Tuvo otro gran incendio en la Segunda Guerra Mundial.

Bajo el altar mayor está la cripta Ducal dónde están 15 féretros, entre ellos el de Rodolfo IV.
Nosotros logramos sentarnos a rezar en una pequeña capilla dedicada a la virgen, dónde acercamos nuestras peticiones.



Luego de esta fascinante visita a este hermoso e histórico lugar, nos integramos al gentío y salimos a enfrentar el frío y a seguir descubriendo.