
De paso por Guadalajara por pocas horas, Toño nos llevó a un lugar que yo no conocía. El afirmó que nos gustaría, que él lo conocía desde hace tiempo.

Cómo íbamos sobre la avenida López Mateos hacia el sur, sólo dobló a la derecha en la avenida De las Fuentes y en el número 68 se estacionó.

El lugar estaba lleno, pero no esperamos mucho para que nos pasaran a una mesa con equipales.

Pronto nos atendió un mesero muy diligente, para iniciar le urgimos una jarra de agua fresca de sandía 🍉, que trajo pronto a la mesa mientras revisamos el menú.

Cada quién eligió diferente platillo sin ponernos de acuerdo, pero fue buena idea porque así probamos. Los palomazos son piezas en tortillas de harina, rellenas de pierna y fritas, presentadas en un espejo de jitomate 🍅.

Iniciamos con un platón de champiñones al ajillo, que compartimos y disfrutamos. No habíamos terminado cuando llegó mi sopa Tarasca, bien acompañada de aguacate. Preparada con receta típica con chiles secos fritos y doraditos, como debe ser. Sólo agregué el aguacate 🥑 y disfruté cada cucharada que undía hasta el fondo para que trajera un poco de todos los ingredientes, mucho jitomate 🍅, chile y tortilla doradita y crujiente ¡deliciosa!
Probé la sopa de cebolla que pidió Pily y me encantó, preparada con vino blanco y venía con una rebanada de pan con queso fundido. Pily no dejó nada, se notó que la disfrutó.

En la mesa quedaron todos los platos vacíos y todos estuvimos satisfechos y felices. Pero faltaba el café ☕ con un postre, y la niña pidió pie de manzana 😅, que era crujiente y el relleno estaba en su punto, ya que la manzana era dulce y suave sin llegar a empalagar. El café fue perfecto de verdad ¡Muy recomendable el lugar!
La mejor parte fue la cuenta que fue una verdadera sorpresa ¡Muy económico!
Creo, sin duda, que volveré.