
Visitar el Museo Regional de la Alhóndiga de Granaditas es mucho más que un recorrido por pasillos antiguos: es un encuentro profundo con la historia que nos dio la patria.

Este imponente edificio, testigo del primer gran enfrentamiento de la lucha por la Independencia, guarda en sus muros el eco de los gritos de libertad y el valor de aquellos hombres y mujeres que soñaron con un México libre.

Aquí, en este emblemático recinto de Guanajuato, se siente el peso de la memoria. Cada sala, cada objeto y cada relato nos recuerda el coraje de nuestros héroes insurgentes, desde el legendario Pípila hasta los grandes líderes como Hidalgo, Allende y Aldama.

Sus ideales, su sacrificio y su esperanza de un país justo siguen vivos en cada piedra de la Alhóndiga. Un personaje que siempre me ha asombrado es Xavier Mina, un señorito español que no residía en México y por su idealismo vino, participó y dio su vida por nosotros.

Preservar este lugar es preservar la dignidad de nuestra historia. Porque sin memoria no hay identidad, y sin identidad no hay futuro.

La Alhóndiga no solo nos cuenta lo que fue, sino que nos inspira a valorar la libertad conquistada y a seguir construyendo una nación más consciente, más justa y más unida. Visitarla es, sin duda, un acto de amor a México.