
Las hojas del calendario no perdonan… de repente caes en la cuenta de que no hay más carreras por esos pasillos interminables; no hay risas a hurtadillas de niños arrastrándose por el piso para ver las telenovelas bajo la cama o para robar el chocolate de la cocina. No hay más zapatos que caen de las puertas, ni quien grite porque le llovió agua fría sobre el muro durante el baño tibio. Las sábanas de las camas no contienen sal y los colchones no ceden porque faltan tablas.
Ya no está quien nos contaba cuentos, los pilares más importantes de esta casa se han ido.
Las paredes pasan a ser solo eso, paredes; el hogar perdió el calor, perdió el valor que tenía. Las habitaciones llenas de recuerdos de una infancia plena no tienen el mismo sentido de ser.
La despensa ahora está solo llena de recuerdos y nuestra mesa interminable, ahora está vacía de lo escencial, las personas. Te das cuenta que eres huérfano y echas de menos esa voz que gritaba los nombres de todos desde la puerta y extrañas salir corriendo tras esos pasos arrastrados después de una ardua jornada de trabajo en el aserradero. Se acabaron las trampas en la baraja y los bailes de papá; no hay quien seque sus manos en tu cara y te de una cachetada tras la bendición.
Cada momento vivido, cada anécdota y aventura disfrutada, solo queda grabada con un cincel en tu memoria y en tu corazón… Porque eso no volverá.
Gracias papá, gracias mamá.
Claudia Michel
Paty: que hermoso! Sent from my iPhone
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