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… te encontrarás una ciudad de contrastes, que te llevará desde la época de las colonias portuguesas y su esplendor a una ciudad moderna. Construida alrededor del delta del río Tajo tan ancho que pensarás que es el mar. Cruzan el río, para comunicar la ciudad, dos puentes, uno de ellos atirantado que es el símbolo de la ciudad y que mide 2 km., el otro llamado Vasco de Gama, mide ¡17 km.!, siendo el más largo de Europa. Pero Lisboa es más, mucho más que eso. La parte antigua de la ciudad se extiende por colinas difíciles de caminar, por lo que la ciudad tiene un sistema de transporte usando tranvías muy antiguos, que facilitan conocer las bellezas de la ciudad montando y disfrutando los tranvías. De hecho, constituyen el principal atractivo turístico y vuelven locos a los turistas que hacíamos cola y esperábamos impacientes para subir.

Desde lo alto de las colinas se ve en perspectiva la ciudad, los contrastes entre la parte antigua pintada en colores suaves y blanco y los edificios modernos del resto de la ciudad. En una colina, por ejemplo, se puede visitar un enorme castillo, la Catedral, museos, tiendas de artesanías y sentarte en un restaurante a llorar por una canción triste en portugués o simplemente disfrutar del sol y del paisaje. Caminar por la parte antigua cerca del río es otra cosa… plazas amplias, con fuentes decoradas con magníficas esculturas, rodeadas de exquisitos restaurantes y cafés que ofrecen comida sabrosa y sobre todo muy sana.

He estado en Salvador de Bahía, Brasil y todo el tiempo he pensado, con razón, en las enormes similitudes de arquitectura de la ciudad y de costumbres, como la del pan y las empanadas.

¡A disfrutar Lisboa!