En la ciudad de Sevilla, en una de las callecitas más peculiares y visitadas del centro histórico, la calle Cuna, vivió desde principios del siglo XX doña Regla Manjón Mergelina, Condesa de Lebrija, habiendo adquirido este palacio a los condes de Miraflores y es una casa que data del siglo XV, de dos plantas, con fachada totalmente sevillana, pero el interior con marcada influencia árabe. Lo más notable de la finca son sus pisos que son auténticos mosaicos romanos, formados por piececitas de mármol de distintos colores, de los que cuenta con más de 500 m2 muy bien conservados, que son una auténtica maravilla que hasta da pena pisarlos.
El interior está formado por dos plantas que se ocupaban, igual que todos los palacios sevillanos, la planta baja en verano y la alta en invierno, para poder sobrellevar el clima extremo de este lugar. Sólo pasar el pasillo de la entrada se encuentra un patio cuadrado rodeado de pasillos con arcos árabes y yesería de la misma influencia, alrededor del cual se distribuyen los distintos salones del palacio.
Hace apenas once años que se abrió al público la casa, ya que estaba siendo ocupada por los descendientes de estos señores y dejaron en la planta alta la mayoría de los muebles, cuadros, obras de arte y objetos de decoración que estaban allí y que fueron adquiridos a lo largo de cinco siglos. La planta alta se visita sólo con un guía y no permiten tomar fotografías, pero se puede visitar prácticamente todo y estar en las recámaras, la capilla, el comedor, los diferentes salones, en uno de los cuales hay una hermosa colección de figuras de porcelana de 20 cm. de altura de hombres en uniforme, pero no dos o tres, sino alrededor de treinta y cuando pregunté quiénes eran, la respuesta me sorprendió ¡Napoleón y todos sus generales! De verdad la gente coleccionamos cada cosa. En una esquina de la casa en la planta alta, está una hermosa biblioteca de alguien que amaba la lectura y lo digo porque el lugar tiene mucha luz y sillones cómodos y los libros se ven usados y son alrededor de cuatro mil entre libros y otros documentos. Hay también un salón dedicado a China, con muebles y objetos de decoración y otro persa.
En la planta baja se exhiben muchos objetos que la Condesa adquiría en sus viajes, entre los cuales están objetos americanos precolombinos, africanos, egipcios, romanos, fenicios. También hay esculturas griegas y hasta columnas griegas y romanas.
Llama la atención nomás llegar a la planta alta, tres auténticas petaquillas mexicanas de finales del siglo XIX que usaba la condesa en sus viajes y tal parece que era muy andarina.
Los dejo con las fotos para que lo disfruten.
Paty, … no se que a quien me recuerda la Condesa de Lebrija.
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Hola Enrique: no lo digas, no lo digas ¿lo dices por las petaquillas mexicanas? ¿o por lo de guardar todo como ratoncito? ¿lo dices por el nombre exótico que tenía la señora? o ¿a qué te refieres precisamente? no lo sé.
Gracias por estar aquí.
Paty Michel
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