En Sevilla, en la isla de la Cartuja se encuentra un monasterio cartujo fundado en el año 1400 que tiene una historia muy interesante.
Pero hoy les quiero compartir dos joyas escondidas entre una gran huerta de naranjos y cipreses en ese convento.
Una de ellas es la capilla de santas Justa y Rufina, con un estilo arquitectónico de influencia oriental. Pero tiene en particular varias cortinas de cuentas negras que al moverse con el viento producen un sonido relajante
y junto al cantar de aves y el intenso aroma del azahar, invitan a quedarse, relajarse, orar o simplemente meditar. Me fascinó.
La otra, dedicada a Santa Ana, de estilo neogótico, también es increíble ya que está en medio de una alberca y se accede por un puente.
Ambas proceden del siglo XVI y ¡quisiera tenerlas en casa! ¿Ustedes no?