Con fachada colorida, llamativa, no muy alta como la de La Habana, pero eso sí ¡muy hermosa!
Se inició su construcción en 1528 y es el monumento más representativo de la ciudad. Pero sí su fachada es bella, el interior es aún más. Todo es blanco, en un estilo barroco austero con detalles mudéjares. Conserva en sus paredes obras de arte interesantes.
Detrás del altar está un magnífico y bien conservado retablo dorado.
Y entre el altar y el retablo está la tumba del Obispo Ruiz, iluminado por veladoras y alegrada con flores del campo. Impresionante.